INTRODUCCIÓN
El bosque de Peloño está situado en el concejo de Ponga (Asturias) y esta protegido como Reserva Natural Parcial dentro del Parque Natural de Ponga. Es un bosque muy bien conservado donde el haya es el mayor poblador, aunque también podemos encontrar entre otras especies, el roble. La ruta comienza en las cercanías de la población de San Juan de Beleño, en un paraje llamado Les Bedules (ver acercamiento al punto de inicio). Es una excursión lineal aprovechando el trazado del PR-AS181 que podemos alargar según nuestras posibilidades y tiempo. El recorrido nos acerca, después de desviarnos unos minutos, a un extraordinario ejemplar de roble «El Roblón de Bustiello«. Hay que decir que exceptuando el corto trayecto de senda que nos acerca al gran roble, todo lo demás es pista forestal de tierra.
Encontraremos algunas fuentes en el camino, una de ellas nada mas comenzar la excursión.

  • Para dormir en Soto de Sajambre:
  1. Hostal y albergue Peña Santa
  2. Hay tambien un refugio de montaña guardado en las cercanías. Refugio de Vegabaño, en la majada del mismo nombre. Una pista forestal nos deja cerca de la majada. Tlf:699 633 244
  • Para comer en Soto de Sajambre:
  1. En el bar- tienda, al final del pueblo. (si lo que buscas es en plan casero y trato familiar). Regentado por Alicia, tlf: 987 740 396
  2. Bar del hostal Peña Santa tlf: 987 740 395 – 987 740 379
  • Para comer en Beleño:
  1. Fonda de Ponga tlf: 985 843 004

 

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
La excursión, excepto la visita al Roblón de Bustiello, se realiza enteramente por el PR- AS 181 con lo que basta seguir las marcas habituales blancas-amarillas para realizar esta ruta. A pesar de que en el momento de realizar esta ruta las nieblas nos limitaron mucho la visión, incluiré una pequeña muestra de fotos para que podáis haceros una idea del entorno mas cercano.

Comenzamos en una explanada junto al paraje de Les Bedules, donde podemos dejar nuestro vehículo estacionado, a partir de aquí tenemos unas placas que nos prohíben el paso a vehículos no autorizados. Aquí veremos un poste del PR con varias tablillas de dirección.

A pocos metros encontramos la primera fuente, justo en la unión de una bifurcación. La pista sin acusados desniveles cruza algunos pequeños barrancos que aportan humedad al bosque.

Recorridos unos 4,3km, en la Collada Granceno a 1195mts encontramos la otra fuente y otros paneles de dirección. El entorno es especialmente frondoso predominando el haya, aunque también nos encontraremos con bastantes robles y otras especies que necesitan un hábitat húmedo.

A los 5,5km del comienzo podemos desviarnos momentáneamente unos minutos para visitar el Roblón de Bustiello, un gigantesco roble que ha sabido hacerse fuerte con el paso de los años, mostrándonos ahora su formidable porte. El desvío por senda lo encontraremos a nuestra izquierda donde veremos un pequeño poste con la indicación.

Volviendo a la pista y aunque nosotros recorrimos unos 1,5km mas, se puede seguir caminando mas allá teniendo en cuenta que debéis volver por el mismo camino. Podemos acercarnos a la collada Guaranga donde termina la pista y comienza de bajada una senda que nos acerca al valle de Arcenorio.

DATOS DE LA RUTA

  • Fecha de la excursión: 6-7-2009
  • Tipo de ruta: Ruta lineal
  • Nivel de dificultad: Bajo
  • Longitud: 15’5 kilómetros (ida y vuelta)
  • Desnivel acumulado de subida: 474 mts (ida y vuelta)
  • Desnivel acumulado de bajada: 474 mts (ida y vuelta)
  • Tiempo en movimiento: 3h45′
  • Tiempo Total: 4h30′
  • POR VUESTRA SEGURIDAD ES MUY IMPORTANTE QUE LEAIS ESTO

 

ACERCAMIENTO AL PUNTO DE INICIO

Desde la población de San Juan de Beleño y tomando la carretera PO-2 en sentido a Viego, encontramos unas indicaciones hacia Les Bedules a los 3km aproximadamente. Nos desviamos para que en unos 1,7km lleguemos al inicio de la ruta. Dejaremos nuestro vehículo en una explanada junto a un pequeño monolito, un poste de direcciones del PR y una pasarela de madera a modo de mirador.

ANÉCDOTAS Y MOMENTOS DEL DÍA

Las nieblas aparecieron ayer a partir del medio día, cuando hacíamos nuestra primera excursión en la zona.
Contemplando un formidable paisaje desde el refugio de Vegabaño, con una cervecita fresca vimos adueñarse del entorno una espesa y sorpresiva niebla que aparecía por la cuenca del río Dobra, a partir de estos momentos nos acompañaría durante todo el día. Hoy ha amanecido con más de lo mismo y decidimos posponer la ruta que teníamos pensada para esta jornada.
Pensábamos hacer la Senda del Arcediano desde Soto hasta Amieva incluyendo un par de ascensiones cercanas, la Peña Beza y el Canto Cabronero. Finalmente optamos por desplazarnos hasta San Juan de Beleño en Asturias y recorrer el bosque de Peloño ya que es una zona de menos altitud y suponíamos que las nieblas nos dejarían disfrutar al menos del interior de este. La ruta en un principio la tracé de forma circular pero una vez allí pudimos constatar que la mejor opción era «llanear» dentro del valle sin tomar demasiada altura e intentar disfrutar del entorno más cercano, transformándose la excursión en un paseo lineal de ida y vuelta. No pudimos disfrutar de las amplias vistas cuando el bosque nos lo permitía, pero si lo hicimos del interior de este, incluso le daba un toque místico.
Esta modificación en cuanto al recorrido nos facilitó poder degustar la cocina del lugar en San Juan de Beleño, no hay mal que por bien no venga.
Tres platos en el menú puso en jaque a nuestros estómagos, recuperando y bastante más lo perdido en la excursión.
Después de la gula tuvimos que dar un paseo de rebaje por el pueblo…
buufff si esto no debe de ser bueno, pero es que esta todo tan riiicoo.
A todo esto habíamos quedado con Alicia, la propietaria de un bar-tienda donde desayunábamos y cenábamos cada día en Soto de Sajambre para que nos preparara de cenar.
Jeje, de cenar…no podíamos ni con una triste ensalada, tomamos una sopa de ajo por cumplir y el segundo lo hicimos reservar para el día siguiente. A pesar de que la conocimos el día anterior, nos encontrábamos como en casa.
Su cuñado Santiago, su marido Enrique y ella misma nos amenizaban nuestra estancia gastronómica con cuestiones sobre la vida y costumbres del pueblo.
Un final de día con cómputo siempre positivo a pesar de las insistentes nieblas.