INTRODUCCIÓN

Esta etapa es la mas larga de todas, donde el desnivel negativo marcará la diferencia una vez lleguemos al Coll del Camp y bajemos hasta Paüls. Se trata de una larguísima y empinada bajada que añadido al peso excepcional de nuestra mochila, hará que nuestros pobres pies y rodillas sufran lo suyo.

La tónica del camino serán las grandes superficies de boj que encontraremos, caminando en algunas ocasiones, largo rato dentro de «túneles» de este arbusto.

Pasaremos por el refugio libre els Clotes, recientemente restaurado y situado en medio del bosque. Un lugar para detenerse y disfrutar de la tranquilidad del lugar mientras reponemos fuerzas.

Las vistas aéreas más espectaculares, las tendremos básicamente en el Coll de Eriçons y rasos del Maraco, una zona de poca vegetación, donde obtendremos amplias vistas hacia la planicie del Delta del Ebro. En la zona de les Foies, es habitual toparse con toros que pacen por el lugar. Debemos tener cierto cuidado porque aunque normalmente huye del hombre, en alguna ocasión podemos sorprendernos.

Aunque con la restauración del refugio els Clotes, habilitaron un aljibe y supongo que el agua se puede consumir, es conveniente llevar bastante agua ya que no veremos ninguna fuente hasta llegar cerca de Paüls, en el área recreativa de San Roque.

El trazado de esta etapa lo haremos por el GR7, encontrándonos señales de los dos itinerarios.

INTRODUCCIÓN Y DATOS TÉCNICOS DE TODA LA TRAVESÍA

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA

Comenzamos en el refugio de Caro, siguiendo las marcas que salen por detrás de este. Una bonita senda, primero de subida y luego de bajada, nos lleva hasta salir a la pista que va del Mascar a les Foies, seguimos por la derecha unos 2km.
Volvemos a desviarnos por una senda que nos sale por la izquierda en subida y pasando por el Coll dels Llinars, llegamos a les Foies, zona donde suelen pastar los toros y donde debemos estar atentos por si acaso alguno se mosquea.
A continuación llegamos al de Caubet, y posteriormente al de Carabasses.
Un tramo precioso donde la abundante vegetación lo envuelve todo, pasando a menudo por espesos pasadizos de boj.
Girando a la izquierda bajamos hasta el refugio de les Clotes, parada obligada para descansar y disfrutar de la tranquilidad y belleza del lugar.
Desde aquí la senda va tomando altura poco a poco hasta situarse en el Coll de Eriçóns, desde el que tendremos las vistas hacia la costa mas amplias del recorrido. Seguimos por la parte alta para llegar a los rasos del Maraco, que igual que el de Eriçóns existe muy poca vegetación pero nos proporciona unas vistas excepcionales.
Bajaremos un tramo de pedrizas para llegar mas tarde al Mas de Maraco, donde hay un aljibe con agua de dudosa calidad, así que no cogeremos.
Pasando junto al Mas nos dirigiremos hasta el Coll d’Alfara, donde nos cruzamos con un PR.
Seguiremos para subir hasta el Coll de l’Enrejolada y mas tarde el dels Ginjolers.
Al final llegaremos al Coll del Camp, desde donde comenzamos la larga bajada hasta Paüls pasando por la zona recreativa de San Roque.
DATOS DE LA RUTA

  •  En azul datos oficiales facilitados por la organización
  • Fecha de la excursión: 15-3-2008
  • Tipo de ruta: Ruta lineal ( La travesía completa es circular)
  • Nivel de dificultad: Moderado
  • Longitud: 21’2km
  • Desnivel acumulado de subida: 400mts
  • Desnivel acumulado de bajada: 1300mts
  • Tiempo Total: 7 a 9h

     Nuestros tiempos

  • Tiempo en movimiento:  5h10′
  • Tiempo total: 8h29′
  • POR VUESTRA SEGURIDAD ES MUY IMPORTANTE QUE LEAIS ESTO

ACERCAMIENTO AL PUNTO DE INICIO

Podéis ver el acercamiento desde la Población de Tortosa hasta el refugio Caro, inicio de nuestra travesía de senderismo.


Ver refugio el caro en un mapa más grande

ANÉCDOTAS Y MOMENTOS DEL DÍA

Se preveían nieblas, pero por suerte el tal Murfi no andaba por estas tierras. Cargamos energías con el DESAYUNO que nos pusieron María y Mario en el refugio y ya no tendríamos hambre hasta la hora de comer. Entre el copioso desayuno y el bla bla bla… la despedida se hizo larga.

Nada mas salir del refugio y comenzar a caminar, presenciamos en directo y en exclusiva, un concierto pajaril. Multitud de aves se pusieron de acuerdo para regalarnos una agradable y sobretodo relajante serenata.

Cuando llegamos a les Foies, divisamos a una manada de cabras muy cerca de otra de sorprendidos toros de lidia. Las cabras al vernos, poco a poco fueron alejándose y quedaron «nuestros amigos» los toros. Estos animales estaban tranquilamente pastando justo en el trayecto del camino que debíamos seguir. Al vernos se quedaron mirando fijamente con cara de pocos amigos, es lógico si además de ver a dos extraños personajes pululando por la montaña, añadimos también que en la manada habían algunos becerros con lo que posiblemente se sintieron amenazados. Estuvimos en un tris de llegar a Paüls antes de lo previsto, o sea corriendo. Nosotros al ver la situación, decidimos dar un rodeo para que no se sintieran amenazados, pero uno de ellos se enfiló hacia nosotros con claras intenciones de hacernos correr.

Suerte que los demás no compartieron sus ideas y tomaron rápidamente rumbo hacia otro lugar ,obligando en cierto modo a nuestro «entrenador» a rectificar en seco y cambiar la trayectoria para unirse al grupo. Por suerte todo quedó en un ejercicio de calentamiento.

Como he dicho antes, las previsiones eran de nieblas y no se equivocaron pero durante todo el recorrido no nos afectó en absoluto. Una vez en los altos pudimos comprobar donde se quedaron estas formaciones. Quedaban por debajo de nosotros, privándonos de las amplias vistas en el Coll de Eriçóns y Rassos de Maraco aunque no menos impactantes se mostraba con el manto blanco a nuestros pies. Sube que te sube y baja que te baja fuimos pasando los muchos collados que se nos ponían al paso, hasta llegar al del Camp, donde podíamos ver el valle donde se ubica nuestro destino de hoy, Paüls.

Una larguísima y a menudo pronunciada bajada unido al peso de nuestras mochilas, hizo poner a prueba nuestros pies y rodillas. A José le salió una ampolla que tuvo que cuidar durante toda la travesía y mis pobres pies echaban humo, suerte que llegamos a la zona recreativa de San Roque y pusimos los pies en remojo, aliviando considerablemente el escozor.

Ya recuperados partimos hacia el pueblo para alojarnos en el albergue (Lúdic l’Alberg dels Ports) donde nos tuvieron que abrir para nosotros solos. Un paseo turístico por el pueblo que por cierto tiene un desnivel de narices, acabo de rematar la faena.