SIERRA DE CAZORLA: LOS POYOS DE LA MESA

Los Poyos de la Mesa
Amplias vistas desde Los Poyos de la Mesa

INTRODUCCIÓN

Ruta de senderismo circular dentro del Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas.

Comenzamos en el Puente de las Herrerias junto a la zona recreativa, una vez pasado el Vadillo y el camping.

Desde este puente que cruza el río Guadalquivir nos dirigiremos hacia el Arroyo de la Mesa, el cual remontamos para posteriormente culminar nuestra ascensión del día a los Poyos de la Mesa, un impresionante cortado con una meseta en su parte alta nos proporcionará inigualables panorámicas de la sierra.

Desde estas sobrecogedoras formaciones descenderemos por el Sur para bajar por el Arroyo de los Habares hasta el río Guadalquivir donde retornamos hasta el mismo lugar del inicio de la ruta.

Excursión en la que no encontramos fuentes en el camino, dato muy importante a tener en cuenta.

Caminamos en un porcentaje elevado entre bosques de pinos, por pistas forestales y sendas, aunque en alguna ocasión lo hacemos sin trazado visible del sendero.

Es importante que además de informarnos con la descripción de la ruta, hagamos uso del GPS ya que hay algunos puntos donde podemos tener dudas.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA

Comenzamos en el puente de las Herrerías donde podemos dejar nuestro vehículo en el aparcamiento que hay allí.

Cruzamos este puente en sentido hacia el Vadillo para caminar por asfalto unos metros y desviarnos a la derecha por un camino que asciende entre bosque de pinos.

Un rato subiendo nos lleva a salir a una pista que tomaremos a la izquierda

y poco después encontramos una bifurcación, a la derecha ignoramos una pista de subida, nosotros seguimos por la izquierda en ligera bajada.

Llegamos hasta el mismo lecho del arroyo de la Mesa que cruzamos junto a un pequeño puente de piedra para comenzar a subir por la ladera opuesta.

Durante esta fuerte subida podemos divisar a nuestra derecha y entre los pinos la formidable pared que forman los Poyos de la Mesa donde más tarde subiremos.

Más tarde llegamos a desviarnos a la derecha por otra pista con un poco más de desnivel.

Luego más tarde seguimos de frente subiendo y dejamos a la derecha una senda que desciende.

El camino se inclina más adquiriendo un fuerte desnivel hasta llegar a cruzarnos con otra pista que seguimos por la izquierda, y más tarde con otra más importante, esta vez la tomamos por la derecha para seguir subiendo suavemente. Ojo porque poco después hay que desviarse por una senda que sube por la ladera izquierda, aquí pusimos una fita.

Mezclados con los pinos pasamos junto a encinas y algún roble, llegando mas arriba a caminar en llano un corto tramo hasta llegar a salir justo en una curva cerrada de otra pista. La seguimos por la izquierda para bajar caminando bajo la sombra de los pinos.

En una zona mas abierta encontramos otra bifurcación y seguimos a la derecha por otra pista que entre claros del bosque avanza hasta entrar en un pequeño barranco, donde veremos algunas fitas, perdiéndose el sendero conforme subimos por el.

 

Subiremos por él con bastante desnivel hasta enlazar mas arriba con una pista que seguimos a la izquierda. Ya sin prácticamente esfuerzo pasamos junto a unas grandes rocas y en ligera bajada encontramos formaciones erosionadas por los elementos.

 

 

 

Más adelante con el horizonte mas abierto volvemos a encontrar otra desviación a la izquierda menos transitada, pero nosotros seguimos de frente por el trazado principal en ligera subida.

Cuando la pista gira 90º hacia la izquierda nos salimos de ella (a la derecha), para que sin senda ni camino (no hay problema en caminar por aquí) atajemos hasta llegar a salir a la pista que accede a los Poyos. Volviéndonos a salir después, siempre en la misma dirección cruzamos ya sin a penas vegetación y por un mar de piedra hasta llegar al mismo cortado de los Poyos de la Mesa.

Desde el filo del abismo se contempla gran parte de la sierra con prominentes picos y crestas que afloran desde los tupidos bosques de pinos y en los que siempre nos veremos acompañados del vuelo de varios buitres que tienes aquí su estancia.

Para ver todas las panorámicas que nos ofrece esta formidable atalaya, iremos caminando hacia la izquierda (según miramos al valle) cerca del cortado.

Llegamos a enlazar con una pista, esta es la que dejamos anteriormente para acortar y pasando por el mismo lugar seguimos sin dejarla hasta encontrarnos con otra que tomamos a la derecha bruscamente para bajar por la vertiente sur.

Nada más girar nos salimos también a la derecha para acortar una lazada de la pista. Bajamos por una senda que pasa junto a dos grandes mojones de piedras.

Esta vuelve a salir a la pista un poco mas abajo. Unas cuantas lazadas en bajada nos lleva a caminar junto a altas paredes en las que no esta de más tomar alguna precaución en cuanto a la posible caída o desprendimiento de piedras desde lo más alto, ya que pudimos ver algunas en el camino.

Seguimos en suave bajada para desviarnos después por un camino mas estrecho a la derecha y tomar sentido contrario.

Este camino que luego se transforma en senda nos lleva después de volver a ser camino y despreciar una pista a la izquierda, hasta el arroyo de los Habares que cruzamos en un par de ocasiones.

Este arroyo vierte sus aguas al río Guadalquivir un poco mas abajo y nosotros seguiremos para continuar siempre bajando desechando una pista que sale a la derecha en subida y poco después llegamos al puente de las Herrerías, nuestro final de ruta.

DATOS DE LA RUTA

  • Fecha de la excursión: 4-10-2008
  • Tipo de ruta: Ruta circular
  • Nivel de dificultad: Moderado
  • Longitud: 17’1 Km
  • Desnivel acumulado de subida: 860 mts.
  • Desnivel acumulado de bajada: 860 mts.
  • Tiempo en movimiento: 4h45′
  • Tiempo Total:6h
  • POR VUESTRA SEGURIDAD ES MUY IMPORTANTE QUE LEAIS ESTO

 

ACERCAMIENTO AL PUNTO DE INICIO

Con Google Maps podéis ver el acercamiento en coche desde la población de Cazorla hasta el inicio de la ruta en el puente de las Herrerías.

 ANÉCDOTAS Y MOMENTOS DEL DÍA

Después de la primera salida a la sierra de Cazorla que entonces y allí mismo se instauró como salida fija primaveral para años posteriores, nos entró de nuevo las «ansias» por volver y para la primavera siguiente queda todavía mucho, así que con la excusa de la llegada del otoño y la «estación de la berrea» parece que vamos a tener un par de salidas al año.

De nuevo en nuestro cuartel general, casa de nuestro compi Josico en el pueblo de Arroyo del Ojanco. La llegada allí fue el viernes por la tarde, sobre las 8:30 – 9:00, después de una parada técnica y un asalto a la carnicería en el pueblo de el Jardín (creo que la próxima vez que entremos a la carnicería el carnicero se acordará de nosotros seguro), descargamos bártulos y ocupamos habitaciones. Después de esto ya corría el gusanillo por nuestras barrigas (algunos), para otros panzas, así que para la bodega que fuimos. Al entrar, María José que es la que nos sirve las birras-tapas nos reconoció al instante, no me extraña porque seguro que no suele entrar habitualmente grupos como nosotros, tipo «marabunta cachonda».

Después de la «artá» (¡esto no puede ser bueno!), un paseo por la feria del pueblo para ver el ambiente que había ya que estaban en fiestas.

El día siguiente amaneció fresco y despejado, todo un lujo para caminar. Lo que en un principio fue el revulsivo para venir, o sea la berrea y que al fin y al cabo era una excusa para volver, se convirtió en el puntazo del día. Unos sonidos confusos que procedían de un pequeño barranco nos hizo acercarnos sigilosamente hasta situarnos justo por encima. Se trataba de la frenética acción de las hormonas masculinas de los gamos (la ronca del gamo), como si de una representación en exclusiva para nosotros se tratara, pudimos observar con emoción el ir y venir de los machos detrás de las hembras con el reverberante sonido sexual que pude captar parcialmente con la cámara pero que no hace en absoluto justicia del momento tan especial que se vivió.

Una parada obligada para comer en el balcón que nos ofrece los Poyos de la Mesa y un posterior baño que alguno nunca perdona bajo el puente de las Herrerías, en el río Guadalquivir, dio como concluida la ruta.

La cena nos esperaba y debíamos llegar a nuestro «cuartel general» para hacer las brasas y preparar la barbacoa con las carnes y embutidos que compramos en el Jardín el día anterior.

Como siempre es un momento esperado y brindado, aquí dejo la muestra.

 

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