Descripción: El haya es un árbol caducifolio que puede alcanzar los 40 metros de altura y vivir hasta 400 años. Sus troncos son largos y rectos, desnudos, grises, lisos y fuertes, frecuentemente recubiertos de líquenes y musgos. Hojas simples, ovales o elípticas, coriáceas, y de contorno ligeramente dentado y con ligera ondulación y vellosidad en los bordes; haz verde oscuro y envés de color pálido. Es una planta monoica; las flores masculinas se agrupan en inflorescencias globosas al final de un largo pedúnculo; en el mismo árbol hay flores femeninas de color amarillo verdoso, agrupadas de 2 en 2 dentro de una cúpula formada por 4 brácteas cubiertas de púas. El fruto (hayuco) se encuentra encerrado en una cúpula con picos blandos.

Época de floración: Abril-mayo.

Hábitat: Aparece desde el nivel del mar en el litoral cantábrico, hasta los 1800 m en los Pirineos. Forma bosques puros (hayedos) o bosques mixtos (hayedo-abetal). Prospera en clima frío-templado o templado-frío y frío-húmedo a muy húmedo. Es especie de sombra, que apetece los suelos con arcilla y los calizos, aunque también vive en suelos graníticos y pizarrosos-arcillosos.

Distribución: El haya es una de las especies más frecuentes en Europa. En la Península Ibérica tiene una presencia importante en las montañas de la mitad norte y alcanza el sistema Ibérico hasta el Moncayo, los Puertos de Beceite y la sierra de Ayllón. No se encuentra ya más hacia el sur.

Aplicaciones: La madera del haya se utiliza para la fabricación de muebles, juguetes, útiles del hogar, pequeños artículos de madera y traviesas de vías férreas. La corteza y las hojas se emplean en el tratamiento de los síndromes gripales, resfriados, bronquitis, faringitis, odontalgias y diarreas. Los hayucos son comestibles.