Por los acantilados del Norte de Madeira
INTRODUCCIÓN
Excursión vertiginosa por los acantilados de la costa norte de la isla de Madeira (Portugal). Toda la isla cae al mar en abruptos acantilados, por lo que no abundan las playas, siendo esta costa verde, una fuente de espectaculares panorámicas, por la que corre uno de los escasos senderos de acantilados que existen en la isla. El sendero, muy bien conservado, lo emplearemos para unir las poblaciones de Porto da Cruz y Ribeira Seca, aunque podemos alargarlo más, acabando al menos en el antiguo túnel de Caniçal, donde también existe parada de autobús.
En el sector que corresponde a los acantilados, existe un tramo considerable en el que caminamos junto al abismo sin protección alguna, debiendo estar atentos y caminar con seguridad, así que este es un dato importante a tener en cuenta para los que padecen de vértigo. Dentro de este sector existe en particular, un punto en el que hay que poner especial atención para cruzarlo. Es un tramo muy corto, de unos 4 ó 5mts, en el que pisamos sobre un plano irregular inclinado de piedra, y que además suele estar húmedo, aunque aquí disponemos de un cable metálico para cruzar con cierta seguridad.
Hay que llevar agua para toda la excursión, aunque pasamos junto a un bar en el núcleo urbano de Larano, cercano a la Población de Porto da Cruz, desde donde comenzamos.
Existen lineas de autobuses en los dos puntos de la ruta, incluso en la alternativa de prolongación propuesta, tanto desde Funchal, como de la zona norte, donde se ubica Santana (nuestro caso).
Para ser mas exacto, si accedemos desde Santana, el autobús nos dejará a 1,5km del inicio de la ruta, con lo que este tramo se le sumará al total de la excursión.
Hay parada de bus junto al inicio de la ruta, pero hasta aquí se acerca el que viene desde Funchal.
Nota: si necesitamos comprar algún material de montaña, hay una tienda especializada (creo que hay otra más) en Funchal donde poder hacerlo.
http://www.obordao.com/
Alojamiento
Albergue de Santana (centro de juventude)
COMO MOVERSE POR LA ISLA PARA HACER LAS EXCURSIONES
Si no disponemos de un presupuesto abultado para que nos lleven y nos recojan con taxi (principalmente en las rutas lineales), ya que precisamente no son muy baratos, podemos alquilar algún coche, pero seguimos teniendo el inconveniente de como volvemos a nuestro vehículo después de terminar una ruta lineal, siempre y cuando nos neguemos a volver por el mismo camino hasta nuestro coche, que en muchos de los casos la ruta se alargaría excesivamente.
Una buena opción es la de utilizar como transporte la amplia red de autobuses que tiene la isla.
En muchas de las rutas existen paradas de autobús en el inicio y final, ó muy cerca. En cambio para realizar otras excursiones no tendremos esa suerte, debiendo contratar un taxi para que nos acerque al inicio de la ruta y nos recoja al final de ésta, siempre y cuando no dispongamos de autobús de vuelta al concluir la jornada, ó estemos dispuestos a ampliar la caminata hasta uno de los pueblos cercanos, donde posiblemente si que se disponga de parada de bus que nos devuelva a nuestro lugar de estancia.
Aunque la red de autobuses de la isla confluye básicamente en Funchal (capital), hay que informarse bien porque hay varias empresas de servicio, cada una opera en una zona.
La opción del bus, aunque buena, al menos en lo concerniente al coste, hay que decir que se emplea mucho tiempo en el viaje y también en las esperas, sobre todo si lo perdemos, esto nos puede ocasionar dependiendo del día, varias horas de espera.
Para desplazarse en autobús desde Funchal hasta el aeropuerto ó viceversa hay dos empresas diferentes que lo hacen. Una linea especial del aeropuerto (Aerobus) que hace el recorrido en unos 20 minutos aproximadamente (circula por la vía rápida) y cuesta al día de hoy 5euros. La otra compañía es la SAM que tarda mas tiempo en llegar, unos 40-45′, porque pasa por varios pueblos y hace más paradas, pero cuesta 2,80euros. Ambas paradas las encontramos cerca una de otra nada mas salir del edificio del aeropuerto.
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Comenzamos en la parada de taxis de Porto da Cruz. Dejamos la iglesia a nuestra izquierda para cruzar poco después, un puente sobre un barranco y dirigirnos hacia el mar.
Una vez allí, continuamos junto a la orilla del mar en dirección Este (hacia la derecha).
A nuestra espalda tenemos la inconfundible Peña del Águila, y de frente vemos los acantilados a los que nos dirigimos. Pasamos junto a una construcción y cruzamos la desembocadura de un pequeño barranco, para subir por un camino de tierra, hasta la carretera. La continuamos hacia la derecha en ascenso, para desviarnos en pocos metros, a la izquierda y en ascenso, por un bonito camino perfectamente empedrado.
Llegamos a una estrecha levada que seguimos unos minutos, para acercarnos y cruzar un pequeño núcleo de casas.
Finalmente salimos en la curva de una carretera que seguimos por la izquierda en ascenso. Pasamos junto a un bar y sin dejar el asfalto, llegamos a las últimas casas de Larano, donde cambiamos el asfalto por hormigón. La pista se adentra paulatinamente en territorio mas salvaje, pasando junto a un pequeño teleférico, donde pocos metros después, el firme cambia a tierra.
La pista de tierra, más agradable al caminar, nos ofrece imponentes vistas.
Caminamos pocos minutos, cuando esta se termina, para continuar ahora por una preciosa senda envuelta de abundante vegetación.
Llegamos a una bifurcación de sendas, optamos por la de la derecha que asciende sobre firme piedra.
Entre la vegetación, divisamos a nuestras espaldas, la figura de la peña del Águila.
La senda, sin modo de perderse, puesto que no hay mas desvíos, pasa de la exuberante vegetación que oculta la altura por donde nos movemos, cruzando a veces estrechos barrancos que dejan caer pequeños saltos de agua, al paisaje abierto con una verticalidad que llama la atención. La senda en este tramo, queda totalmente desprotegida, disfrutemos del increíble entorno, pero con paso seguro.
El paso al que hay que prestar más atención, tiene un cable de acero para más seguridad, ¡¡ cuidado que el firme irregular de piedra, suele estar mojado!!.
Después de este largo tramo desprotegido, cruzamos otro sin peligro, al menos visualmente, puesto que la fuerte vegetación aparece de nuevo.
Llegamos al punto en el que la senda gira 90º hacia la derecha para separarse del acantilado, estamos en el collado llamado Boca do Risco. Decididamente nos alejamos de ellos, para bajar por una agradable senda junto a un barranco.
Finalmente vemos aparecer a lo lejos las edificaciones de Ribeira Seca, donde acabamos nuestra ruta.
Nota: Como he dicho en la introducción, podemos seguir por la levada de Caniçal, sin bajar a Ribeira Seca, para alargar la ruta y acabar en el antiguo túnel de Caniçal.
ACERCAMIENTO AL PUNTO DE INICIO
Si nuestra opción de transporte para el acercamiento elegida es la del autobús, y teniendo en cuenta que lo cogemos en Santana (duración del trayecto:18′), hay que tener en cuenta que no llega hasta la población de Porto da Cruz. Nos dejará a unos 1,5km de distancia del inicio de la ruta, junto a la parada de taxi de Porto da Cruz.
Si venimos desde Funchal, esta linea sí que nos deja junto a la parada de taxis.
DATOS DE LA RUTA
- Fecha de la excursión: 19-3-2010
- Tipo de ruta: Ruta lineal
- Nivel de dificultad: Moderada (siempre y cuando no se padezca de vértigo)
- Longitud: 11,5km
- Desnivel acumulado de subida: 382mts
- Desnivel acumulado de bajada: 324mts
- Tiempo en movimiento: 2h37′
POR VUESTRA SEGURIDAD ES MUY IMPORTANTE QUE LEÁIS ESTO
ANÉCDOTAS Y MOMENTOS DEL DÍA
El horario de autobuses nos obliga a salir un poco tarde para nuestro gusto, daban lluvias por la zona y no nos gustaba la idea de pasar por los acantilados lloviendo… pero es lo que hay.
Bajamos del bus que nos dejó a 1,5km del inicio de la ruta en Porto Santo. De bajada hacia la población, nos cruzamos con una lugareña que calzaba unas chanclas, la preguntamos el nómbre de un árbol frutal que vimos en ese momento y que desconocíamos. Ella nos contestó que eran guayabas, y acto seguido nos ofreció probarlas, agradecidos les contestamos que sí. Tardó bien poco en subirse al árbol que colgaba sobre un pequeño arroyo encauzado artificialmente. La temporada del fruto había pasado, dijo, aunque quedaban algunos en el árbol. Fue en busca de los más maduros, que por cierto, eran los mas alejados de todos. Señoraaaa, dejelo no se preocupe, no se vaya a caer, estábamos nosotros mas nerviosos que ella. No hay problema, dijo ella con seguridad, estirándose entre las ramas, con los pies desplazados de las chanclas. Aparentemente la señora no era muy elástica….ya me comprendeis, pero había que verla en pleno equilibrio, haciendo a la vez de contorsionista, y es que la mayoría de aquella gente es así de atenta y servicial… ¡¡¡así da gusto ir por esos mundos!!!.
Después de un buen rato remontando la carretera y caminos vecinales que atraviesa Larano, llegamos por fin a la senda de los acantilados, Primeramente, la vegetación lo cubre todo, y luego el tramo mas expuesto, con menos verde…sencillamente espectacular, a la vez que mareante a la altura por la que nos desplazamos en una senda literalmente colgada.
Se acercaba la tormenta, y justo al llegar al collado llamado Boca do Risco, lugar en el que comenzamos a separarnos de los altos cortados, para dirigirnos hacia Ribeira Seca, comienza a llover, aunque muy moderado, ya no nos abandonó hasta llegar a Ribeira Seca, donde en sus inmediaciones, coincidimos con un grupo de excursionistas que iban en la misma dirección.
Tuvimos suerte para el autobús, no tuvimos que esperar mucho tiempo, aunque esta linea no nos devolvía a Santana, para eso debíamos hacer un transbordo en Machico, que ahora sí, tuvimos que esperar un buen rato.
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